Laura S. Leret, hija de Carlota Leret y nieta de Virigilio Leret y Carlota O’Neill, ha recogido la Medalla de Oro concedida a su madre, quien falleció en el mes de agosto del año pasado. Este reconocimiento lo concedió la Ciudad Autónoma de Melilla en el año 2020 pero, debido a la pandemia del Covid19, Carlota Leret no pudo venir a la ciudad para recoger este galardón, cedido con motivo de su lucha por la memoria de su padre, Virgilio Leret, ingenio militar que fue fusilado por el bando fascista en 1936, al comenzar el golpe de estado y, por consiguiente, la Guerra Civil Española.
Virigilio Leret fue asesinado en Melilla por los fascistas al oponerse a este golpe contra La República Española, pero nunca se llegaron a encontrar sus restos. Por otra parte, su mujer, la escritora Carlota O’Neill, fue encarcelada en el Fuerte Victoria Grande y separada de sus dos hijas: Carlota y Gabriela, madre y tía de Laura S. Leret.
Este miércoles, representantes del gobierno local, Delegación del Gobierno, del PSOE de Melilla y algunos agentes culturales de la ciudad, han estado presentes en el acto de entrega realizado en el Salón Dorado del Palacio de la Asamblea. Ha sido allí donde el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, y la consejera de Educación, Cultura, Festejos e Igualdad, Elena Fernández Treviño, han dedicado unas palabras de agradecimiento a Laura y a su familia por su labor en defensa de la memoria histórica.
Posteriormente, en su discurso, Laura ha hablado de toda la trayectoria de su madre y de su abuela como mujeres que dieron voz a la historia de Virgilio, quien diseñó un motor a reacción para aviones. Carlota y Laura también promovieron la edición de los libros que escribió Carlota O’Neill.
Uno de los actos más revolucionarios de Carlota Leret fue la publicación de una esquela de su padre en el año 2006, cuando se cumplieron 70 años del comienzo de la Guerra Civil Española. La esquela ocupaba media página del periódico El País y, a los pocos días, se publicaron otras esquelas en varios periódicos para recordar a otras víctimas del franquismo. Esto causó la llamada ‘guerra de las esquelas’ al haber una enorme repercusión, puesto que los descendientes de franquistas respondieron publicando también obituarios en diversos diarios.
El discurso de Laura S. Leret ha concluido con la siguiente frase, rompiendo en aplausos por parte de los asistentes: «Recibir la medalla y el diploma en mis manos se traduce en recibir un legado. Me siento como en una larga carrera de obstáculos y ahora es mi turno tomar el testigo. Muchas gracias a las autoridades de la ciudad de Melilla por haberme acogido en este salón dorado, lo digo en nombre de mi madre, de mis abuelos y de las víctimas del franquismo».
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