El presidente de la Ciudad ha querido zanjar hoy la polémica creada con los escoltas y destaca que se trata de una cuestión de confianza, no de profesionalidad.
Eduardo de Castro señala que veía excesivo tener a siete personas y dos chóferes para el cargo de presidente de Melila por lo que derivó este personal a la Policía Local para aprovechar estos recursos.
Asegura que el escrito de Administración Pública refleja que con dos personas dedicadas a la seguridad de su puesto era suficiente por lo que eligió a los dos que más confianza le daban.
En este punto, defiende la labor de la Policía Local pero lamenta las intenciones de desinformar de algunos interesados.
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