La consejera de Educación, Cultura, Festejos e Igualdad, Elena Fernández Treviño, ha anunciado que, tras muchas deliberaciones desde el Área de Festejos, han considerado la mejor opción proceder a la suspensión de la Feria de Melilla para este año 2020.
Treviño ha admitido que «no ha sido una decisión fácil», sabiendo el arraigo cultural que tiene en la población y las connotaciones negativas en materia económica que conlleva a muchas empresas melillenses. Sin embargo, han creído elegir la mejor opción por:
1º prudencia y responsabilidad, al no poder asegurar que se vayan a desarrollar aglomeraciones en el recinto ferial durante las fechas de celebración, así como siguiendo la línea de cancelación o postergación de eventos como la Semana del Cine, la Feria del Libro, Las fiestas de la Virgen del Carmen y la Noche de San Juan.
2º En este momento la Ciudad Autónoma aún se mueve en un territorio de incertidumbre, con un calendario definido para la Desescalada sólo hasta julio, y sin la previsión ni planificación necesaria para desarrollar eventos de tal calado en la ciudad.
En palabras de Treviño, «para haber desarrollado con éxito la Feria, deberíamos haber comenzado a planificarlo en el mes de mayo, con tiempo para realizar el periodo de contrataciones y los permisos pertinentes».
3º Ante la evidencia de un desarrollo de la Feria de Melilla en unas condiciones alejadas de la normalidad, la Consejería cree injustificado el gasto que habría supuesto celebrarla sin que la gente pudiera disfrutarla plenamente por las medidas de control sanitario y de distanciamiento social.
4º La suspensión de las fiestas no supone dejar de realizar eventos con motivos de las fiestas patronales, así como realizar la ofrenda a la patrona. Simplemente se adaptarán otros con medidas de control y seguridad.
La titular de Cultura y Festejos ha reconocido que en otras zonas de España donde se ha tomado la misma medida el impacto económico estimado es grande, pero por ello desde el área se han apresurado a presentar alternativas con las que paliar el efecto negativo del «ecosistema» cultural en Melilla.
Además, ha asegurado que su área todos los años empezaba cada ejercicio con un déficit de alrededor de 1.300.000€, lastrando sus acciones o teniendo que buscar financiación externa para poder realizar con éxito el calendario de eventos y festividades. Ahora, con la suspensión de la feria, se presenta un momento oportuno para cuadrar las cuentas y partir de cero a partir del próximo año.
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